A 2km de Zagora paramos en una cooperativa de vasijas en la que varias familias trabajaban sacando trabajos de alfarería por un tubo (Tallin, platos, ceniceros…).

Tras eso la foto obligada con el famoso cartel de “Desde aquí a Tombouctu, 52 días en camello” recordando los antiguos viajes de las caravanas de mercaderes y desde alli seguimos camino a Ouarzazate por una pista que atravesaba poblados ocultos entre increíbles palmerales y caminos estrechos de arena. Vamos, el día perfecto para asentar el estómago de bego, que se había levantado sufriendo el llamado mal marroquí. Creo que en un par de bromas que hice cogiendo un desnivel un poco rápido para hacer la gracia y levantar un poco la rueda, tuve una sensación extraña de pitido en el oido izquierdo.
Esa pista acabó en un río que tuvimos que vadear, quien dijo que no íbamos a hacer off-road en este viaje?

Cruzando el Atlas
Hoy por fin vamos a cruzar el alto atlas asi que hemos tomado el desayuno de los campeones antes de montar todo el equipaje de nuevo y tirar para Marrakech.


Antes de comenzar la subida, paramos en Ait Ben Hadou, donde fuimos a ver la Kasbah mas enorme del viaje y en la única que entramos a perdernos por sus callejuelas. Fue increíble, vimos como hacen el pan en hornos excavados en la roca y cuando conseguimos llegar hasta media altura la vista del rio y el palmeral era increíble, vamos, como para hacerte un apartamentito de veraneo.

Y por fin, el Alto Atlas, 100km de curvas y mas curvas con un paisaje que se iba haciendo mas pirenaico a medida que ganábamos altura. El punto mas alto del Atlas está a unos 2500 m asi que no nos extrañó ver nieve coronando las cumbres.
La entrada a Marrakech fue apoteósica, el coche de apoyo pinchó una rueda asi que estuvimos un rato esperando frente a un control de policía a los que no tardamos mucho en llamarles la atención y en 5 minutos teníamos a uno de ellos preguntandonos cosas extrañas (pena de cámara de video para grabar el momento de mi hermano intentando hacerse entender con el poli). Yo le intenté adornar las 4 palabras que había aprendido, pero no fue suficiente y tras muchos gestos y risas decidió dejarnos en paz.