ferry tanger

Desde Tanger a Efroud

El dia 4 de Abril salimos escopetados del trabajo dejando una estela de papeles y post-it tras nosotros, las vacaciones habían empezado y nos esperaba un viaje en moto que hizo que la noche antes ya estuviera nerviosa y sin pegar ojo. Como Alberto y yo habíamos bajado a Jerez al GP, habíamos aprovechado para dejar las motos en Trebujena donde unos buenos amigos y asi pudimos bajar en avión mucho mas tranquilos. 


La última noche en españa la pasamos entre risas, puntillitas y chopos, lo mejor antes de tentar al estómago con tallines y cuscus. 

La mañana siguiente montamos las motos en el carro y condujimos hasta tarifa, donde un amigo nos había dejado un huequillo en su casa para dejar el coche. Y por fin llegamos al ferry todos contentos… que ilusos, en cinco minutos nuestra felicidad se convirtió en estrés y el estrés en cabreo cuando nos dijeron que una de las reservas no aparecía en el ordenador, la cola de la taquilla aumentaba y aumentaba mientras una mujer pasaba una por una (viva la tecnología) todas las reservas de todos los barcos en TODOS los horarios sin encontrar la nuestra. Finalmente, y viendo que una ancianita estaba empezando a mirarnos con los ojos inyectados en sangre decidimos comprar otro billete e intentar solucionar el tema a la vuelta. Lo peor es que no teníamos sitio para el barco de las 11am e ibamos a tener que esperar hasta el de las 13h. Aun asi decidimos probar suerte y ponernos a la cola hasta donde llegáramos, justo en ese momento se puso a jarrear como nunca en Tarifa y para colmo nos dimos cuenta de que nos faltaba el pasaporte de Bego…. otra vez a correr, si veis a Bego y Susi como locas empujando a todo el mundo en la cola para conseguir llegar de nuevo a la taquilla y yo detrás gritando «chicas! que lo tengo yo! que lo he encontrado!!» Cuando se dieron la vuelta eran ellas las que llevaban los ojos inyectados en sangre.


La primera etapa fueron unos 300km, gran parte de los cuales fueron por autopista asi que cuando llegamos a Ifrane estábamos agotados (pero secos, al menos). La primera impresión es que estábamos en Jaca o en algún pueblo de Altube, ya que las construcciones de Ifrane son muy europeas y se asemejan mucho al típico pueblo francés de montaña. Esa noche comimos nuestro primer tallin y bebimos nuestro primer té, aprendimos las palabras básicas de supervivencia: Visaja (Salud), Sukram (gracias), Safi (Ya está) y Salamalecom (Hola) y nos reimos un buen rato con las historias que nos contaba Zaid y con el pobre Hassam que no perdonaba que le hubiéramos tenido todo el día de ramadam sin parar a comer.
marruecos en moto


De Ifrane a Efroud

Nieve en el atlas

Al día siguiente nos despertamos de un salto cuando Alberto llamó a la habitación diciéndonos que abriéramos las ventanas. «Genial» – pensé – «Estará jarreando». Pero casi nos caemos de culo cuando al asomarnos a la ventana vimos un paisaje blanco totalmente invernal, estaba nevando a mares y ya había unos 5cm de nieve en los bordes de la carretera. 
La primera parada de ese día fue en el bosque de cedros o el bosque de los monos donde, como su nombre indica, se supone que hay monos, pero que claramente con el tiempo que hacía no estaban por la labor de dejarse ver, aun así encontramos tres.

Efroud lloviendo
verano en el atlas
Verano en el atlas

Tras eso atravesamos el Medio Atlas entre lluvia, granizo y nieve. Bego y yo tuvimos un sustillo bajando el puerto cuando nos salimos en una curva porque la carretera era una auténtica pista de patinaje. La cosa se quedó en anécdota porque ibamos despacio y fue una salida limpia a la cuneta pero el tembleque posterior no me lo quitó nadie. Además tengo que dar gracias a BMW por el maravilloso casco que me vendieron, tecnología punta, nunca un producto en su categoría ha ofrecido tal funcionalidad, deja pasar los rayos solares con la visera bajada y se empaña con la lluvia aunque la lleves un poco abierta, vamos, que tras esta etapa he decidido que me paso a arai o shoei. La carretera tenía pinta de ser preciosa, pero la verdad es que yo dificilmente conseguía adivinar para donde venía la siguiente curva como para fijarme en el paisaje. Menos mal que llevaba a bego guiándome por el intercomunicador estilo Luis Moya «atención ojo ciervo, uno que viene de frente sin luces, curva a la derecha a raaaaassss!». 

Area de descanso marroqui

Una vez pasada la tormenta paramos a tomar un cafe caliente para templar los huesos en una cafetería en medio de la nada que parecía ser el último resquicio de un palacete imperial. Tenían en el hueco del lucernario una lámpara de araña que ocupaba tres metros de alto, juer, cuando vi eso me dió miedo pedir un cafe por si tenía que dejar la moto en prenda. 
Justo al salir tuvimos otro susto con un pájaro kamikaze que hizo un vuelo en picado hasta estamparse contra el espejo de mi moto, este acabó totalmente torcido y el pájaro ni idea porque yo cerré los ojos según intuí como iba a acabar. 

Te marroqui

 Area de decanso marroqui

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