Desde Bilbao cogimos las motos y salimos prontito por la mañana hacia Barcelona, donde habíamos reservado unos asientos en el Ferry de Grimaldi Lines hacia Civitavecchia. Respecto a la típica pregunta, camarote o asiento…depende de cada bolsillo, yo he probado los dos y no tengo claro si merece la pena la diferencia por una noche de sueño reparador. Nosotros a las 6am ya estabamos en cubierta cogiendo sitio para las tumbonas y como hacia muy buen tiempo, nos echamos una siesta estupenda hasta las 11am. Lo que si recomiendo es llevar bolsas de comida y botellas de agua porque a bordo todo es bastante caro, nosotros compramos incluido en el billete el desayuno y una comida y luego llevamos sobres de jamón y pan y algunas galletas y la verdad es que hicimos bien porque lo que te dan por el precio del desayuno básico es de epoca de racionamiento.
En el ferry la gente se entretiene como quiere/puede, pero vimos algunos casos que rallaban lo extremo, menos mal que no lo vi mas de cerca porque se hubiera llevado un capón y una bronca a lo madre:

El ferry salió de noche y tarda un dia, hace una parada en Cerdeña y cuando llegamos a Civitavecchia estaba ya anocheciendo asi que tiempo justo para salir un poco de la ciudad y parar a dormir en un B&B de las afueras.
El día siguiente lo dedicamos a visitar un poco de Roma, la fontana, el vaticano y el teatro romano. Yo no conocía y la verdad es que me quedé con ganas de dedicar un fin de semana entero a la ciudad, eso en un proximo viaje
Desde Roma condujimos hasta Pompeia y nos alojamos en un hotel sin estridencias cerca del complejo de las ruinas, el Vesuview B&B, un hotelito basico y familiar que no estaba mal y aunque no parece, el desayuno y la comida estaban buenisimos.

Al dia siguiente nos acercamos al complejo de Ruinas de Pompeya, se tarda todo un día en visitarlo, y eso que nosotros no somos muy de piedras y lo hicimos ligerito pero al final acabas metiendote en la historia y te entretienes paseando por lo que queda de sus calles e imaginandote como era la vida de sus habitantes antes del desastre. La verdad es que nos gustó mucho, quiza se aprovechan de la parte mas»gore» para atraer mas turistas pero la ciudad esta super bien conservada y es una visita que merece la pena.

Cuando llegas te intentan colar la visita guiada, nosotros no la cogimos pero me quede con ganas la verdad, pero por tu cuenta se ve tambien bien, esta bien explicado y hay un plano en el que se marcan muy bien las rutas a seguir.
Rodando por la costa Amalfitana
Una de las cosas que queríamos hacer en este viaje era conducir por la carretera Amalfitana, aunque nos habían dicho que en Agosto es horrible del tráfico que hay nunca habríamos imaginado lo que nos encontramos. Desde Positano hasta Amalfi condujimos por carreteras serpenteantes que nos mostraban una impresionante costa italiana bañada por yates de lujo y aguas cristalinas. Detras de cada curva nos encontrabamos con pequeñas calas escondidas donde era imposible llegar a ver la arena totalmente cubierta por tumbonas y sombrillas. Y es que, señores, en Italia la playa es privada, asi que si eres de los que te niegas a pagar por el suelo, tendrás que madrugar bastante para poder coger un hueco en la zona pública, que suele ser un 5% del total de la playa.

Otro tema es el aparcamiento, puedes pensar que no te afecta porque tu vas en moto, pues te vas a dar un baño de realidad porque en Italia hasta la scooter potroñosa que anda por cuestion mas de fe que de motor tiene que pagar casi 2€ la hora por ocupar baldosa y media de suelo cerca de la cala. Por esto es normal que te encuentres motos aparcadas hasta a 5km de la arena con su consiguiente tráfico de gente que va y viene a sus vehículos.

Y solo eso? Pensaréis, pues no, porque recordad que estamos en Italia y que aqui lo que para nosotros son dos carriles para los italianos son 4 y 6 si contamos los arcenes. Bocinazos, adelantamientos en continua y giros de 180 grados en mitad de una curva son totalmente normales asi que ojito con ir deleitandose demasiado con el paisaje porque nos llevamos mas de un susto gordo.
