navidad

Navidad, dulce Navidad

Que alegría, que alboroto, por fin llega la Navidad. Me encantan estas fechas y no solo por el tema de los regalos de reyes y las comilonas de fin de año sino porque es la única época del año en la que verdaderamente cada día es una aventura. Exacto, la Navidad es una época en la que puede pasar de todo, por ejemplo, solo por estas fechas se explica el que la ciudad se inunde de luces estridentes… de hecho, cada año empiezan a ponerlas mas pronto, al final Papa Noel va a tener que cambiar el traje de lana por el bañador, y el trineo por la moto de agua.

La tele también da un giro especial en estos días. Por ejemplo, las cadenas se empeñan en meternos entre ceja y ceja especiales de todo, “especial de navidad”, “especial informativos”, “especial de inocente inocente”, “especial de un programa que ya ni se emite pero nos sobra un huequillo”…Ah y, claro, que decir de las películas… alguien recuerda haber visto en Navidad una película de las que suele emitir antena 3 el resto de días del año? Si, de esas en las que la madre es drogadicta y vende a su hija por un kilo de churros para dar de comer a su hijo alcohólico secuestrado por la mafia rusa, enemiga de la mafia del barrio en la que está metida su marido… bueno no sigo porque no tendría fin. Pues eso, que no, porque en Navidad las cadenas se alían para ofrecer películas del estilo “Solo en casa XXVII”, “La historia interminable (y tanto que interminable)”, “Willow”, “Grease (estos pobres no pueden ya con la ciática de tanto bailar)”, etc. Que pasa? Que en Navidad no llegan los estrenos de Hollywood?

 

Por su parte, en todos los programas se encargan de ponernos las tomas falsas de los años de franco y digo yo… piensan que ver a Marujita Díaz cantando en el karaoke de su pueblo con 12 años no me va a hacer la misma gracia en Julio que en Diciembre? Y es que, mas que nadie, la tele es la encargada de avisarnos a todos de que se acerca la época mas consumista del año. Pero que felices somos cuando vemos aparecer de nuevo a nuestra Isabel Preysler y sus chocolatitos (imagino que los invitados ya no estarán tan “conquistados” con los dichosos bombones todos los años), a Edu deseándonos feliz navidad o al calvo de la lotería que todos los años nos convencia para gastarnos la paga extra en cupones que nunca (en serio), nunca tocan. Este año me han tocado la fibra con un vigilante de seguridad de una fabrica de maniquíes…pero nada, a 22 de diciembre me vuelvo a cagar en Faustino y en su dichoso espíritu navideño.

Además hay temas que solo salen en Navidad, por ejemplo las angulas y su liguilla de precios:
– Perdona,… como van?
– Pues parecía que el centollo ganaba, pero las angulas han pegado un estirón y están en cabeza… por detrás de las uvas.
– Vaya, otro año con pasas…

 Una cosa que nos encanta hacer en estos días es cenar fuera. Para ello se organizan todo tipo de excusas, cena de empresa, cena con los amigos del cole, de la uni, de la parada de autobús… cualquier grupo es bienvenido. En la mayoría de cenas se hace lo que se llama el “amigo invisible”, que nunca he llegado a entender de donde le viene el nombre ya que en mi grupo hace mas ilusión descubrir a quien le ha tocado cada uno antes que los demás que los propios regalos. Esta tradición es una prueba palpable del aprecio que te tienen tus amigos. Es decir, que si al abrir el paquete, te ha tocado una pistolita de plástico de las de todo a 1€, comienza a plantearte que hay alguien en el grupo que no te aguanta, si esto te pasa todos los años… cambia de amigos!

Y luego, casi sin darte cuenta, llega Nochevieja y te encuentras en el salón de casa rodeado de familiares borrachos decorados como si fueran arbolillos de navidad y con copas de champan en la mano rellenas con anillos dorados porque dicen que da mas suerte.

Y es que la tradición de las uvas puede parecer sencilla, pero es todo un proceso. Primero la preparación, para que el año venidero nos depare suerte extrema hay que seguir unos sencillos pasos:

– Llevar una prenda interior roja
– Encender una vela en la ventana
– Escribir un deseo en un papel, quemarlo antes de las uvas e ir pisando los trozos de ceniza al son de las uvas
– …

Con lo cual, la imagen es sorprendente, un tio vestido de rojo hasta los calcetines (para aumentar las posibilidades), en una mano la copa de champan desbordada por toda las baratijas doradas de tu abuela, acabas con un sabor a plomo en los labios del copón, pero no pasa nada porque da suerte. En la otra mano el mechero y los trozos de papel con tus deseos y en la tele que empiezan a sonar los cuartos (llegados a este punto tu padre ya se habrá comido todas las uvas y balbuceará algo de que cada año las campanadas las dan mas rápido)… y la primera campanada! Primera uva, con la mano izquierda comienzas a quemar el papel que se te había olvidado y a pisarlo mientras tu madre te grita que eres un desgraciado y que la alfombra la pagas tu. Con la bronca no te percatas de que ya estás por la 4 y te tienes que meter 4 uvas de golpe, casi te ahogas asi que le pegas un trago a la copa de champan para pasar las uvas… las uvas y un anillo de la abuela que se te ha atravesado en la garganta. Mientras te ahogas entre tosidos y juramentos oyes a tu hermano que se rie mientras te señala y dice – “Hola, soy tu menstruación”. Para cuando te has repuesto ya han sonado las 12 campanadas y tu no te has comido ni 5 uvas… con la mala suerte que da eso!!

Ya lo sabeis, cuidadin con estas fechas y ante todo FELIZ NAVIDAD!!


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