Cultura Hippy-pija en Manali

Como nos habíamos desviado un poco para visitar Shimla, al día siguiente tuvimos que retroceder hasta coger de nuevo la carretera que nos llevaría a Manali. Tras 2 horas de conducción buscando el desvío nos dimos cuenta de que nos lo habíamos pasado por lo que tuvimos que coger una comarcal y seguir unas indicaciones escritas en una servilleta de papel por un indio con una letra discutible. Eso sí que fue descubrir las carreteras indias, la comarcal era una carretera de grava con tierra, rocas caídas de la montaña y si las vacas ya campan a sus anchas en la autopista, aquí lo hacía toda la granja de playmobil. Además, los camioneros circulaban en modo circuito y más de una vez tuve que cerrar los ojos y rezar para que mi hermano siguiera sobre la moto cuando hubiera pasado el camión que estaba ocupando todo nuestro carril. Así, tuvimos que reducir la velocidad a 20km/h y olvidarnos de llegar a Manali en una etapa como nos habíamos planteado en un principio. Para rematar, al parar a sacar unas fotos nos dimos cuenta de que una de las motos llevaba un manguito picado y perdíamos gasolina, así que tuvimos que hacer una parada en un taller de enfields a la entrada de Mandi antes de pensar en buscar un hotel para pasar la noche.

En Mandi comenzamos a practicar ya el regateo en todo su esplendor y sobre todo en los hoteles, donde te ofrecían un precio distinto según el tipo de descuento que pidieras (descuento para españolitos, descuento para moteros, etc), siendo éste «misteriosamente» mayor que el precio que luego descubrías que era el estándar indio. A medida que ibamos conociendo este colchón negociador, el descuento que pedíamos era mayor, hasta conseguir dormir por unos 5€ la noche.

Manali

Paisaje manali

Paisaje manali
Aquí tuvimos la primera situación cómica del viaje y donde nos dimos cuenta de los pocos turistas occidentales que pasaban por allí. A la hora de cenar, en la terraza del hotel, se nos acercó un chico indio con su hermana de unos 10 años de edad que quería conocer a Alberto («amor a primera vista», si es que cuando uno tiene percha…) y ya de paso preguntar de donde venían esos blanquitos con rasgos tan raros.

Desde Mandi a Manali hay solo 150km de una carretera que, comparada con las que habíamos probado hasta entonces, era una auténtica maravilla. Manali está a 2600km en un valle atravesado por el río Beas, por lo que la carretera discurre a través de puentes colgantes al más estilo Indiana Jones y desfiladeros enormes que hace que parezca que las montañas te van a tragar. Llegando a la ciudad empezamos a entender el por qué de la gran cantidad de mochileros «espirituales» que llegan a Manali, la marihuana crece por todos lados y no sólo en las plantaciones «no oficiales» sino que la cosa ya está descontrolada y las plantas son un arbusto más al borde de la carretera.

Paisaje manali

TEmplos manali

A las 15h ya habíamos llegado y nos pusimos a buscar un Guest House que aparecía en la Lonely, y que cambiamos raudos al día siguiente para subsanar el error. Manali marca el comienzo de la ruta mas antigua de comercio hacia Ladakh, que lleva al viajero por los puertos mas impresionantes hasta Leh. Debido a que la carretera sólo se abre cuatro meses al año por las nevadas, el ejército mantiene la ruta que atraviesa Cachemira como alternativa al transporte de mercancías con lo que Manali es ahora un centro de conexión de turistas que vienen y van hacia Leh por la ruta tradicional o se quedan por la zona, bien recolectando los «arbustos de la risa» que crecen indiscriminadamente o disfrutando de los deportes de aventura que ofrecen sus montañas.

Mi moto se empezó a quejar a la entrada de Manali, parece que perdía aceite del motor y tenía pinta de ser algo importante, de esas cosas que nos había dicho el mecánico de Lalli que si nos pasaban… «ni la toqueis, llevarla a un taller». El mecánico que nos atendió mientras se fumaba un porrito tardo una hora en solucionar el problema y nos cobró 1,5€, me sé de algunas casas de motos que deberían de aprender un poco de los precios indios.

Pasando por el taller


El día siguiente lo usamos para turistear por los alrededores de Manali, que está rodeado de templos hindúes y budistas cada cual mas curioso. Eso sí, antes de poder visitar nada volvimos de nuevo al taller, esta vez para arreglar lo que parecía un pinchazo en una de las motos que acabó resultando ser la válvula, que estaba mal y perdía aire… decidimos tirar con ella así e ir hinchando la rueda de vez en cuando.
Cerca de Manali hay una cascada impresionante que fuimos a visitar y que está escondida tras una caminata de 1km a través de un camino empinado, que a 2500m empieza a costar algo más de lo normal, pero que nos vino de perlas para empezar a aclimatarnos a la altura.

Manali

Cascada manali

Las calles se bloquean cuando hay que descargar…y no pasa na

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