Crónica de una tarde de Domingo

Era tarde al mediodía, la habitación estaba oscura y el silencio se adueñaba de la casa. Ella dormía plácidamente mientras la lluvia caía en el exterior rebotando en los cristales y el viento estrellaba su fuerza contra las persianas.

Dentro, en cambio, parecía que el tiempo se había detenido, los segundos iban marcados por el ritmo de su respiración, suave, pausada… descansa. El día ha sido duro, pero eso no le preocupa, siempre quedará ese momento para descansar. No le importa la lluvia ni el viento, ni siquiera que sea Domingo y que quede menos para que llegue el pésimo Lunes, la vuelta a su aburrido trabajo y el comienzo de otra larga semana de cinco estáticos días que parecen repetirse idénticamente.

Cuando la parte inconsciente deja paso a la realidad se da cuenta de que es hora de levantarse, pero no porque nadie se lo imponga, sino por la mas primitiva de las necesidades, tiene hambre. El despertador, mudo en este día, marca las 5pm, Me he perdido la película de la tarde – piensa – pero llego a la siguiente;. Pizza o chino, ese es el único y gran dilema del día, sin problemas, uno ahora y otro a la cena.

*El móvil apagado, no espera llamadas, solo necesita recostarse en el sofá para volver a sentir esa sensación tan agradable de no hacer absolutamente nada y regocijarse con ello. La lluvia y el viento siguen recordándole que fuera reina el invierno, pero el calor de la chimenea se encarga de que ese recuerdo no dure demasiado asi que enciende la tele y vuelve a quedar absorta entre pensamientos alternados con el hilo de una nueva peli de serie B que dan en la cadena local.

Quizá para algunos no sea forma de pasar un Domingo, pero para ella, ese es un domingo mágico, la vagancia en estado puro, acampar libremente en su salón sin ninguna atadura, libre de pensar, libre de hablar, solo atada a descansar.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *